La microbiota es el conjunto de microbios que habitan en nuestro organismo, pero al hablar de microbiota intestinal, o antes llamada flora intestinal, hablamos específicamente de esos bichitos que viven la mar de bien en nuestro sistema digestivo.
Esta microbiota intestinal está formada por miles de especies de microbios, virus, hongos, etc. de los que sólo conocemos bien una pequeña parte. Pero sí tenemos una certeza, si estos bichitos enferman, nosotros también, así que más vale que nos llevemos bien y nos cuidemos mutuamente lo mejor posible.
Microbiota desequilibrada
Cuando el equilibrio entre la microbiota y nosotros se rompe decimos que tenemos una disbiosis. Es decir, habrán crecido más de la cuenta los bichos malos y las bacterias protectoras se habrán reducido. Y este es el pistoletazo de salida de multitud de enfermedades que, a veces, ni siquiera tienen que ver con nuestro sistema digestivo.
Ante esta situación, quizás lo más recurrente sería pensar que nos tomamos un PROBIÓTICO, unas cápsulas que venden en la farmacia con un montón de bacterias dentro, y solucionado. Pues bueno, esta es solo una parte de la solución, porque para que estas bacterias se asienten bien en nuestra mucosa digestiva y se reproduzcan tienen que estar también bien alimentadas. Este alimento que le vamos a dar con nuestra alimentación se llama PREBIÓTICO. Por ejemplo, la fibra de frutas y verduras, los polifenoles que son unos antioxidantes del mundo vegetal, el almidón resistente presente en tubérculos cocidos y enfriados, la yuca, el plátano verde, etc. serán sus manjares favoritos.
¿Qué factores pueden perjudicar a la flora intestinal?
- Uno muy importante es el estrés, si ese que nos nombran cuando nos encontramos mal pero no saben exactamente por qué.
- Otro factor clave es la alimentación, está claro. Si comes ultraprocesados, exceso de azúcares refinados, grasas industriales y no te gusta nada el verde pues ya la tienes liada.
- Los químicos que nos ponemos en la piel, la boca , a través de cosméticos poco respetuosos también nos afectan más de lo que pensamos.
- La pauta descontrolada, en ocasiones, de antibióticos. Estos medicamentos que curan las infecciones BACTERIANAS, matan a las bacterias malas que nos causan la enfermedad pero también matan a una parte muy importante de nuestra microbiota protectora. Hazle caso a tu médico o farmacéutico cuando te dice que después de tomarte el antibiótico tienes que tomarte un probiótico durante al menos un mes para recuperarte lo antes posible.
- La desconexión con la naturaleza, la falta de contacto con la tierra también empobrece nuestra diversidad bacteriana, tan importante.
- Y también es un factor clave como ha sido nuestra infancia , ya que está demostrado que nuestra microbiota se empieza a gestar desde que nacemos , incluso algunos estudios empiezan a demostrar que desde antes de nacer. Aquí será importante tener en cuenta si nuestro parto fué vaginal o por cesárea, si recibimos lactancia materna durante al menos 6 meses o si nos dieron antibióticos a edades tempranas. La fase entre los 0 y 3 años será crucial para sembrar en nuestro organismo una buena cosecha de bichitos lo más diverso posible.
Hay que tener en cuenta que la cantidad que supone la información genética de la microbiota de todo nuestro cuerpo, a esto se le llama MICROBIOMA, es más grande que la que contienen todas nuestras células humanas en conjunto.
Esto quiere decir que dependemos totalmente de esta microbiota y estamos totalmente conectados a ella, funciona como un órgano más y es de vital importancia.
Esta microbiota tiene multitud de funciones en nuestro organismo, entre ellas destacan:
- La mayoría están ligadas al proceso de digestión, la síntesis de vitamina K, el mantenimiento de nuestra mucosa intestinal, la exclusión de potenciales patógenos, la transformación de aditivos, pesticidas, etc. en sustancias que podamos eliminar.
- Maduración y mantenimiento de nuestro sistema inmune.
- El control de nuestro comportamiento a través del “ eje intestino-cerebro “. Esto influye directamente en nuestras emociones y la gestión del estrés.
Existe una molécula clave que puede sintetizar nuestra microbiota cuando está muy bien alimentada, se trata del BUTIRATO. Un ácido graso de cadena corta. Es una sustancia con gran poder antitumoral y se cree que tiene un papel clave en el mantenimiento del intestino.
La forma más fácil de potenciar su producción es alimentándonos bien nosotros y nuestra microbiota a través de una alimentación PREBIÓTICA.
Te sigo contando de qué se trata este tipo de alimentación tan sencilla en el próximo post…
Soy Beatriz Sala-Bellsolell
Farmacéutica especialista en nutrición ortomolecular y dietista integrativa. Podéis encontrar recetas ,recomendaciones, trucos y tips saludables , para tu bienestar digestivo en @wayuumama o me puedes escribir en privado al salabellsolellb@gmail.com por si tienes más dudas sobre cómo mantener la microbiota sana.